Doce toneladas de alimentos proporcionados por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) son lanzados sobre Gaza.
Doce toneladas de alimentos proporcionados por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) son lanzados sobre Gaza.
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EFE

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Gaza: barbarie y hambre

Los orígenes de “los otros”.

Por Adalberto Bolaño Sandoval

El niño reposa en los brazos de su madre, quien se encuentra sangrando por la cabeza. Hace un minuto cayó un proyectil en su casa. Han muerto dos de sus hijos y el esposo y los padres de este.

Ya ella no llora ni grita. Mira al pequeño con dolor. Con conmiseración. Su silencio lo dice todo. La cámara la enfoca de cuerpo completo, mientras otros habitantes corren a salvar lo poco que pueden preservar después del estallido del obús, de ese proyectil que barrió tres casas más. Todos buscan entre los escombros de ese estallido mortal, en el que murieron dos mujeres más y tres niños. Un poco atrás, han hecho explotar un hospital, lleno de niños y pacientes enfermos.

Estamos en Gaza otra vez. Pero puede ser también Ucrania. No hay muchas diferencias. Pero es Gaza de nuevo. Y allí la hambruna es diferente y más grande. Allí la barbarie ha crecido geométricamente. Que quede claro: este artículo pudo ser titulado: “Gaza: muerte, dolor y hambre” o simplemente: “Gaza: barbarie”, porque hablar de hambre, o de dolor, o de muerte significan, todos a una, barbarie: el término tiene las siguientes connotaciones según el Diccionario de la Lengua Española: “Falta de cultura o civilidad; salvajismo, ignorancia, incultura, barbarismo. Fiereza, crueldad; ferocidad, crueldad”.

Sus orígenes se remontan a Barbaria, denominación que los antiguos griegos utilizaban contra los nacidos en la costa noreste de África. El voquible árabe se refería a bilad al-Barbar (tierra de los bárbaros), usado en la Edad Media. Pero también, muchas “culturas” “civilizadas” llamaron así aquellos ciudadanos de “la otra orilla”, a los excéntricos”, a “los otros” que no son como yo: “civilizado”. Romanos y griegos siempre consideraron a los países dominados y conquistados por ellos como “bárbaros”

Israel ha tratado a los gazatíes, a muchos palestinos, como “bárbaros”, pues ellos son los “otros”. Después de ser perseguidos por el mundo, los judíos (no los ciudadanos, quienes protestan contra su gobierno), cambiaron de política y de sentido de vida a manos de Benjamín Netanyahu. Y cuando hablo de Israel y Netanyahu estoy hablando de lo mismo: un Estado encarnado por un sátrapa conservador. En un artículo pasado, del 29 del año en curso es este periódico, escribía yo: “Existen muchos epítetos para Netanyahu (al igual que para Vladimir Putin). Pero las ironías y las paradojas de la Historia son muy dicientes:  paradoja, porque Israel (encarnado ahora Netanyahu) pasó de una nación de emigrantes y perseguidos judíos, a convertirse, rápidamente, con el apoyo de Estados Unidos, en un país verdugo. Irónico, porque los países europeos, reyes de las “libertades”, las “igualdades” y la “fraternidad” envían apoyos de “dientes para afuera”. 

Ataque en Gaza.

Decía, además, que Netanyahu ha desplazado un 90% a la población gazatí, luego de encerrarla, mediante persecuciones y creación de colonias judías en territorio palestino, violando los protocolos internacionales. De población judía perseguida a lo largo de la historia, con Netanyahu se convirtió en un perseguidor implacable, instaurando no solo un desplazamiento sino una venganza contra una población indefensa.

Barbarie y hambre

Luego de que Hamás –inicialmente grupo armado y movimiento político palestino, así como único gobernante de la Franja de Gaza– se convirtiera en una facción extrema, invadiera un concierto en Israel y asesinara a 1.400 personas y secuestrada 250, su gobernante, Benjamín Netanyahu aseguró que la borraría. Ello dio pie para que su política de exterminación se volviera una analogía, exactamente igual, a la persecución de Hitler a los judíos en Alemania.  Netanyahu se transforma ahora en el nuevo Hitler. Ya no solo fue destruyendo a algunos integrantes de Hamás, sino que comenzó a matar a la población gazatí, aduciendo que esos líderes se escondían debajo de los albergues, escuelas y hospitales del pueblo palestino.

Hace cuatro meses, o más, esta política de la destrucción masiva se volvió un acorralamiento y persecución constante a esos habitantes de Gaza. Cada vez más las invasiones estratégicas fueron cercando a las personas que todavía sobreviven en la franja. Una reciente información indica que el número de muertos llegó a al menos 65.000, incluidos 19.000 niños y 10.000 mujeres. Según datos de diciembre de 2024, la población se ha reducido a más de un 6%. Un genocidio completo.

El siguiente movimiento es el de ahogar a la población para que no les llegue las ayudas humanitarias, que surgió inicialmente con el convenio de Egipto con Israel. Decidieron cerrar las fronteras. Pero lo peor no es eso: Israel ha continuado más fuertemente persiguiendo con sus soldados que no se disponga ni siquiera de los alimentos. Aquellos países o instituciones que buscan acercar provisiones, ropas o drogas son detenidos antes de llegar a cualquier sitio de entrega, mientras que las madres y niños se arrastran con ollas o cualquier otro elemento de cocina, buscando un trago de agua, de sopa o harina. Una verdura que costaba un dólar, aumentó a 20 veces su precio normal. Escasea mucho más la comida.

Por ello, la desnutrición se extiende cada vez más, tornándose en extrema. Como indica un informe de las Naciones Unidas, en concordancia con las palabras del médico Ragheb Warshagha, quien describió la situación en el hospital como miserable. Explicó que allí atienden diariamente casos graves que requieren atienden asistencia médica. Se expresa así: “El problema es que las madres también sufren desnutrición, lo que lleva a una disminución en la producción de leche materna y desnutrición en los niños, a veces hasta la muerte por infecciones y falta de inmunidad”.

El mismo documento cita: “Junto a la cama de su bebé, la madre de la pequeña Sham Maqqat se encuentra impotente. No come lo suficiente para producir leche materna y no hay leche de fórmula disponible para salvar a su hija. “No hay leche, y no puedo amamantarla. Su salud está deteriorándose. Esperamos que se permita el ingreso de alimentos, leche y pañales para los niños. Vemos morir a nuestros hijos y no podemos hacer nada”, lamentó.

En la otra cara de la crisis humanitaria, se encuentran los negociantes del comercio negro, quienes hacen su fiesta de la codicia, tal como lo asegura en un informe Francesca Albanese, relatora de la ONU, indicando  ante el Consejo de Derechos Humanos de ese organismo, que muchas compañías europeas y norteamericanas, se arriesgan a hacerse  copartícipes de crímenes de guerra en Gaza y Cisjordania, a través lo que describió como "una economía del genocidio". La lista de fabricantes de armas la encabezan Lockheed Martin, así como las empresas tecnológicas Alphabet, IBM, Microsoft y Amazon, quienes suministran tecnología para que Israel busque y ataque palestinos.

La comunidad palestina, bombardeada, muerta, herida, con un 90% de su población desplazada, se halla sin empleo, sin casa ni dinero, y, para remate, sin sitios donde dormir o estar, pues los lugares son cada vez más pequeños y destruidos, con lo cual el genocidio y la barbarie aumentan. Los más perjudicados son los niños, quienes mueren, más frecuentemente, de inanición. Como colofón, la gente deambula como zombies. Cada vez que estallan una bomba, un cañonazo o un proyectil, significa más muertos y heridos. Y dolor, un dolor que muchas veces oscurece los sentidos, haciéndonos, a nosotros, desde el otro lado, insensibles.

Crueldad y deshumanización política

Recordemos lo que significa barbarie: “salvajismo, ignorancia, incultura, barbarismo. Fiereza; ferocidad, crueldad”. ¿Cómo puede ser que solo varios plutócratas, la minoría, inclusive, dos o tres políticos dictatoriales (Benjamín Netanyahu, Donald Trump, Vladimir Putin) ejerzan estas palabras? ¿Y cómo una serie de naciones europeas, seguir aceptando este salvajismo, en nombre de la “diplomacia”?  Esos países, a nombre de contratos, “relaciones” han condenado a Palestina, a Gaza y a Ucrania al dolor, a la fiereza de naciones poderosas, a ejercer la “democracia” del salvajismo, a extender la “diplomacia” de la incultura.

Barbarie conlleva asesinato, sevicia, y esos gobiernos son los adalides del olvido del ser humano. Para ellos no existe la palabra persona; en cambio, sí existen las palabras poder y dinero, sin importarles nada más. La mala política conlleva la incultura, la deshumanización. Por esa razón hay que aplaudir aquellas personas, grupos, comunidades y naciones que los han criticado, que los han censurado. El ser humano es el principio de toda relación de vida en cualquier comunidad.

Los invito a leer mi texto citado antes: mundo/la-politica-de-la-destruccion-en-la-guerra-de-israel-contra-gaza, en Zona Cero.

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